A los 4 años me pusieron mis primeras gafas, y desde entonces he querido operarme. Ahora, con 22 años y 8.75 de miopía y astigmatismo, sé que es lo mejor que podría haber hecho. Un día decidí pasarme por la clínica Tirado y a las dos semanas ya me habían citado para la operación. Me hicieron muchas pruebas antes de decidir hacerme la cirugía refractiva con láser, debido a mi elevado número de dioptrías. Afortunadamente, gracias al trabajo de todo el equipo, consiguieron diseñar una operación personalizada para mi caso, porque mi córnea lo permitía.
El día de la cirugía no estaba nerviosa porque sabía en todo momento que estaba en muy buenas manos y que todo iba a salir genial. Y así fue. Me llamaron para entrar a quirófano, me echaron las gotas de anestesia y me tumbaron en una camilla. En todo momento, me sentí cómoda y tranquila porque el doctor iba contándome todo lo que estaba haciendo. Minutos después me dijo: “Levántate y ve”. Tal cual me lo dijo, me senté, abrí los ojos y ya podía ver sus caras nítidamente.
No podría estar más feliz con el resultado. Ya no tengo que buscar las gafas nada más levantarme, ni ponerme las lentillas cada vez que salgo a la calle. Ahora veo las etiquetas de los botes al ducharme y puedo vivir sin tener que limpiar los cristales de las gafas cada cinco minutos. Ha sido un cambio radical y todo gracias al Dr Tirado y a todo su equipo. Muchísimas gracias de todo corazón.
Alicia L.